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Gigantes del MONUR




A principios de agosto la escuela participó del Modelo de las Naciones Unidas Regional. El mismo consiste en un simulado de funcionamiento de dicho comité internacional, donde durante las jornadas de trabajo, los alumnos desempeñan el rol de diplomáticos debatiendo activamente sobre los tópicos planteados para cada uno de los órganos representados en el modelo.

Este año los alumnos fueron acompañados por el profesor Martín Córdoba y las profesoras María Inés Olmos y Candela Castillo. Como reconocimiento la escuela obtuvo una mención por el documento de India y Magalí Vedoy fue distinguida como la mejor delegada. Más allá de la importancia de estos premios, claro está que la mayor ganancia se encuentra en la posibilidad de aprender y compartir la construcción de conocimientos en otros espacios fuera del aula.

Como sucede en la mayoría de los casos, las palabras de los chicos son más que elocuentes y definen a la perfección lo significativo de la experiencia. Al respecto, Magalí Vedoy contaba:

"Lo que aprendemos sistemáticamente en la escuela parece una realidad lejana, un pasado aburrido y un futuro incierto. Dentro del Modelo de las Naciones Unidas todos los conocimientos colisionan, todo lo que habíamos aprendido y todo lo que queríamos aprender. En Naciones Unidas nos damos cuenta de que todo lo que pensábamos, que sabíamos se pone en tela de juicio. Comenzamos a cuestionar nuestros conocimientos, nuestra oratoria y, sobre todo, cuestionamos hasta nuestra cultura.

En el momento en el que el país que vas a representar se te es otorgado, es necesario indagar acerca de su economía, su historia, cultura, religión y otras características que son vitales a la hora del debate.

Hay opiniones encontradas sobre la utilidad de estos simulacros pero como participante puedo asegurar que, tanto en la preparación previa como en el transcurso del debate, se encuentra una familia. Personas que te contienen, que te ayudan y que desafían todo el tiempo potenciando tus capacidades y acallando tus miedos e inseguridades.

Ponerse en la piel de un diplomático y cargarse la representación de un país es más difícil de lo que parece y requiere de mucha preparación, pero lo más importante que hace falta es la pasión con la que deberían hacerse todas las cosas.

Aprender, socializar, entender y ponerse en el lugar del otro son cuestiones que nos llevan a poder entender el mundo en el que vivimos. Gracias al modelo de las Naciones Unidas se puede comprender la importancia del trabajo que realizan quienes nos representan a nivel nacional, internacional y, sobre todo, como nos representamos a nosotros mismos en el mundo en el que vivimos".


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